por pepeLLL - 09 Sep 2008, 18:03
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- 09 Sep 2008, 18:03
#109266
Pues eso, propongo crear un hilo de batallas y batallitas varias.
Empiezo yo, hoy que tengo un rato.
Recuerdo que nada más acabar la carrera, justo el mismo día que presenté el proyecto fin de carrera, a través de un conocido de mi padre, me dirigí junto con mi compañero de proyecto, amigo y más tarde uno de mis socios-aventureros empresariales a un sindicato de enseñanza donde se cocía el cotarro del reparto e informaciones varias sobre sustituciones de enseñanza. Lo primero que me dijeron cuando llegué allí es si yo era o si conocía a un médico para hacer una sustitución en la rama sanitaria de la FP. Mi compañero dijo: mi hermana está estudiando medicina y mañana se presenta al examen de la última asignatura se lo puedo comentar, a lo cual el personaje en cuestión le dijo que tenía que ser ya, y acto seguido colgó la oferta en el tablón de anuncios del sindicato.
El amigo de mi padre, con gran visión, nos instó a inscribirnos en el sindicato y nos hablaba de una asignatura denominada Tecnología y que en el futuro se necesitaría ingenieros para impartirla. Nos recomendó que nos presentáramos a las oposiciones de FP o Tecnología y que él intentaría echarnos una mano. No le hicimos caso porque nosotros ya teníamos otros planes. Si le hubiera hecho caso ahora posiblemente sería profesor de Tecnología
El plan era montar una empresa que se encargara de desarrollar puntos de información informatizados y los vendiera a ayuntamientos e instituciones diversas.
Empezamos 6 en el proyecto, pero nada más empezar no vimos claro que pudiera funcionar con tanta gente y nos quedamos 3, yo, mi actual socio y mi compañero de proyecto. Lo primero era reunir el hardware necesario y el bastidor para el punto de información, haciendo especial hincapié en la ergonomía. Las pantallas táctiles por aquella época eran bastante caras y difíciles de conseguir (la internet estaba en sus albores y con poquísima información), de modo que aprovechando que se celebraba el SIMO nos fuimos para Madrid. Allí encontramos, casi por casualidad, una casa importadora de pantallas táctiles. Había que diferenciar pantallas táctiles de monitores táctiles. Los monitores táctiles valían un huevo, en cambio las pantallas táctiles valían medio huevo. Las pantallas táctiles eran como una especie de visera que se acoplaba al monitor, disponiendo de unos sensores en cada esquina y un software de configuración-calibración que no era precisamente fácil de manejar. Para instalar la visera al monitor, había que abrirlo e intentar que no se descargaran sobre ti los 40.000 voltios del tubo.
En el SIMO hicimos el contacto y a las dos semanas ya disponíamos de nuestra pantalla táctil incorporada al monitor de uno de nuestros ordenadores, configurada y lista para tocar y descubrir “un mundo de información”. Ya en nuestro “garaje” hicimos el diseño del bastidor con sus planos correspondientes (como buenos ingenieros) y se lo presentamos a un carpintero para que lo construyese. Al principio era un poco escurridizo, como no viéndose capaz de ejecutar el diseño que le habíamos presentado, ya que era muy diferente a los muebles de cocina a los que estaba acostumbrado. Al final lo convencimos, prometiéndole la ejecución de todos los bastidores de los miles de puntos de información que íbamos a instalar en toda España. Al final el tío nos sorprendió y mejoró nuestro diseño, instalando una bandeja de extracción del monitor super ingeniosa.
Una vez construido el hardware el siguiente paso era desarrollar el software. El software lo implementamos con una herramienta que habíamos utilizado en nuestro proyecto fin de carrera (Toolbook). Al final hicimos un proyecto piloto consistente en el desarrollo la infomación informatizada de nuestra comarca.
El tercer paso y más importante era comercializar el producto. De modo que hicimos nuestros primeros contactos, visitando a alcaldes de localidades diversas. La acogida fue fabulosa, pero...resulta que empezamos en plena crisis de los 90 y los ayuntamientos no tenían ni un puñetero duro o si lo tenían no se lo querían gastar en este sistema. Me consta que muchos pidieron subvenciones para poder implantarlo, pero la Junta de Andalucía por aquella época andaba de dinero como yo de pecados.
Total que al final conseguimos vender un cacharrito...pero nada más. Pero, previsores de nosotros, sabiendo que el tema iba para largo montamos en nuestro “garaje” una academia clandestina para dar clases de informática y de paso y aprovechando los contactos con empresas de hardware vender equipos informáticos.
Hoy en día seguimos 2 de los 3 socios iniciales, aunque ya no damos clases ni vendemos equipos informáticos ni desarrollamos puntos de información.
PD: Esta aventura inicial, con todos los detalles y a pesar de las dificultades y "el fracaso", la recuerdo con especial cariño.
Empiezo yo, hoy que tengo un rato.
Recuerdo que nada más acabar la carrera, justo el mismo día que presenté el proyecto fin de carrera, a través de un conocido de mi padre, me dirigí junto con mi compañero de proyecto, amigo y más tarde uno de mis socios-aventureros empresariales a un sindicato de enseñanza donde se cocía el cotarro del reparto e informaciones varias sobre sustituciones de enseñanza. Lo primero que me dijeron cuando llegué allí es si yo era o si conocía a un médico para hacer una sustitución en la rama sanitaria de la FP. Mi compañero dijo: mi hermana está estudiando medicina y mañana se presenta al examen de la última asignatura se lo puedo comentar, a lo cual el personaje en cuestión le dijo que tenía que ser ya, y acto seguido colgó la oferta en el tablón de anuncios del sindicato.
El amigo de mi padre, con gran visión, nos instó a inscribirnos en el sindicato y nos hablaba de una asignatura denominada Tecnología y que en el futuro se necesitaría ingenieros para impartirla. Nos recomendó que nos presentáramos a las oposiciones de FP o Tecnología y que él intentaría echarnos una mano. No le hicimos caso porque nosotros ya teníamos otros planes. Si le hubiera hecho caso ahora posiblemente sería profesor de Tecnología
El plan era montar una empresa que se encargara de desarrollar puntos de información informatizados y los vendiera a ayuntamientos e instituciones diversas.

Empezamos 6 en el proyecto, pero nada más empezar no vimos claro que pudiera funcionar con tanta gente y nos quedamos 3, yo, mi actual socio y mi compañero de proyecto. Lo primero era reunir el hardware necesario y el bastidor para el punto de información, haciendo especial hincapié en la ergonomía. Las pantallas táctiles por aquella época eran bastante caras y difíciles de conseguir (la internet estaba en sus albores y con poquísima información), de modo que aprovechando que se celebraba el SIMO nos fuimos para Madrid. Allí encontramos, casi por casualidad, una casa importadora de pantallas táctiles. Había que diferenciar pantallas táctiles de monitores táctiles. Los monitores táctiles valían un huevo, en cambio las pantallas táctiles valían medio huevo. Las pantallas táctiles eran como una especie de visera que se acoplaba al monitor, disponiendo de unos sensores en cada esquina y un software de configuración-calibración que no era precisamente fácil de manejar. Para instalar la visera al monitor, había que abrirlo e intentar que no se descargaran sobre ti los 40.000 voltios del tubo.

En el SIMO hicimos el contacto y a las dos semanas ya disponíamos de nuestra pantalla táctil incorporada al monitor de uno de nuestros ordenadores, configurada y lista para tocar y descubrir “un mundo de información”. Ya en nuestro “garaje” hicimos el diseño del bastidor con sus planos correspondientes (como buenos ingenieros) y se lo presentamos a un carpintero para que lo construyese. Al principio era un poco escurridizo, como no viéndose capaz de ejecutar el diseño que le habíamos presentado, ya que era muy diferente a los muebles de cocina a los que estaba acostumbrado. Al final lo convencimos, prometiéndole la ejecución de todos los bastidores de los miles de puntos de información que íbamos a instalar en toda España. Al final el tío nos sorprendió y mejoró nuestro diseño, instalando una bandeja de extracción del monitor super ingeniosa.
Una vez construido el hardware el siguiente paso era desarrollar el software. El software lo implementamos con una herramienta que habíamos utilizado en nuestro proyecto fin de carrera (Toolbook). Al final hicimos un proyecto piloto consistente en el desarrollo la infomación informatizada de nuestra comarca.
El tercer paso y más importante era comercializar el producto. De modo que hicimos nuestros primeros contactos, visitando a alcaldes de localidades diversas. La acogida fue fabulosa, pero...resulta que empezamos en plena crisis de los 90 y los ayuntamientos no tenían ni un puñetero duro o si lo tenían no se lo querían gastar en este sistema. Me consta que muchos pidieron subvenciones para poder implantarlo, pero la Junta de Andalucía por aquella época andaba de dinero como yo de pecados.
Total que al final conseguimos vender un cacharrito...pero nada más. Pero, previsores de nosotros, sabiendo que el tema iba para largo montamos en nuestro “garaje” una academia clandestina para dar clases de informática y de paso y aprovechando los contactos con empresas de hardware vender equipos informáticos.
Hoy en día seguimos 2 de los 3 socios iniciales, aunque ya no damos clases ni vendemos equipos informáticos ni desarrollamos puntos de información.
PD: Esta aventura inicial, con todos los detalles y a pesar de las dificultades y "el fracaso", la recuerdo con especial cariño.
Salud, amor y dinero. Justo por ese orden.
"No nos hace falta valor para emprender ciertas cosas porque sean difíciles, sino que son difíciles porque nos hace falta valor para emprenderlas." SÉNECA, Lucio Anneo
"No nos hace falta valor para emprender ciertas cosas porque sean difíciles, sino que son difíciles porque nos hace falta valor para emprenderlas." SÉNECA, Lucio Anneo