Qué envidia de otras profesiones (y aquí nombraré a dos muy típicas, los arquitectos y los dentistas) en las cuales el profesional da su precio y nadie se atreve a pedirle una rebaja ni de un céntimo; y todo el mundo cuenta por supuesto con que hace falta la intervención de ellos. A nadie se le ocurre sacarse su propia muela o empastarse una, ni hacerse sus propios planos para construir una casa.
Por alusiones, apuntaré que eso es rotundamente falso. Desconozco el caso de los dentistas, pero puedo asegurar que a los arquitectos sí se les pide rebaja, sí se les regatea, sí se les piden anteproyectos que no se piensan pagar -porque si se pide anteproyecto a cuatro arquitectos, al menos tres no harán el proyecto- sí se duda de la necesidad de su intervención y, finalmente, a mucha gente se le ocurre hacerse algo parecido a unos planos para construir su casa.
Si los arquis y los aparejadores quieren hacer aperturas, que las hagan, pero que las hagan bien y que les apliquen los puntos anteriores a rejatabla como a todo el mundo. Hace un año se mofaban de los proyectos de aperturas y de sus honorarios, ahora todos son buenos. No hace mucho he visto uno de una tienda de 300 m2 en centro comercial de 6 folios+planos. ¡¡¡SEIS FOLIOS!!! Si señor, con dos coj..nes. Se tramitó y obtuvo la apertura.
Otra vez por alusiones... ya estamos con lo mismo. El pasarse de la edificación a las reformas de locales es un paso que dieron todos los oficios relacionados con la construcción: arquitectos, electricistas, arquitectos técnicos , pintores, ingenieros... todo quisque.
El problema, independientemente del título que ponga el papelito de marras, es que, como dices, se están sacando proyectos inservibles a precios de risa, que no sólo están reventando el mercado sino desprestigiando la función del proyecto -y con ello la de quienes proyectan- y perjudicando la calidad de lo construido... porque un buen proyecto y una dirección escrupulosa son necesarios para conseguir producto final de calidad.
La causa es obvia, el mercado está saturado y hay miles de profesionales que, sin experiencia en este contexto, tratan de penetrar a base de rebajas.
Finalmente, comparto las apreciaciones de raveri: hay maneras de conseguir ser competitivos en precio sin reducir la calidad, aunque es complicado con la saturación actual del mercado, porque una de las claves es la escala, el número de proyectos, para amortizar costes fijos e inversiones... difícil...