Temas de actualidad, anécdotas, presentaciones y esas otras cuestiones no-ingenieriles
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#143405
Bueno, pues resulta que en uno de estos días de "frenético" trabajo por mi empresa encontré un ratito para escribir un relato que he decidido compartir con vosotros, a ver qué os parece.

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Respirando profunda y sosegadamente, alargué el brazo por debajo de las sábanas hasta abrazarte por la cintura. Mi pulso se aceleró y mi respiración se hizo más intensa cuando noté la suavidad de tu piel y con el dorso de la mano la de las sábanas nuevas. Con el murmullo que hacen las sábanas nuevas sólo una vez en toda su existencia, deslicé mi mano hasta tu hombro desnudo, haciendo una parada antes de continuar su armonioso camino. Mi palma pasó sobre tu oreja acariciando a la vez tu nuca, para acabar sumergiendo los dedos en tu cabellera.

Una vez más jugué con tu pelo sobre la almohada. Repartí tu larga y preciosa melena alrededor de tu cara, como un sol dibujado por un niño. Luego la recogí en mi mano y la dejé sobre tu cuello, sólo para olerla una vez más y besarte en la barbilla con la fuerza justa para no despertarte. Me sentí capaz de alimentarme para toda mi vida simplemente mirándote esta noche, esperando con resignación a que el sol rompiera inevitablemente esta atmósfera de complicidad y ternura.

Me arropé y giré sobre mi mismo, mirando finalmente hacia el otro lado de la cama. La cama se volvió dura, las sábanas ásperas y pesadas y el colchón inflexible. Incluso noté un olor desagradable. Inconscientemente volví a girar a la posición anterior.

Necesitaba ver tus ojos, pero por nada del mundo me atrevería a despertarte. Recuerdo el momento en el que me desperté por la noche y los sorprendí clavados en los míos. Uno de esos momentos de la vida que perduran para siempre, una mirada sincera, intensa y única. Siento que desde entonces ya nada fue igual. Una mirada que me supo a cientos de horas de conversación, palabras que sólo se pueden decir con miradas, un nuevo idioma descubierto dentro de nosotros, sentimientos que tardan años en comprenderse, todo fluyó como una cascada, intensa e imparable.

Sentí como poco a poco me iba separando de mi cuerpo y observé la escena desde el techo de la habitación. La colcha roja, que reflejaba la luz de la calle dándole a la habitación un aire sensual y misterioso. Ocultando nuestros secretos, que no eran pocos. Mi brazo apoyado en tu cintura, respirando a la par e incluso me atrevería a decir que soñando lo mismo. Sentí como si este momento me había estado esperando en el devenir de la vida desde siempre.

Volví a arroparme y a girarme. Esta vez noté en mi mano un jirón de tela sucia. Una almohada inestable y maloliente. Gritos de júbilo y ebriedad. Como un resorte volví a la posición anterior.

Comencé una caricia desde tu tobillo. Subiendo por el gemelo noté tu inquietud y la tensión en los dedos de tus pies, dibujé una curva sinuosa alrededor de tu rodilla y al pasar por la cara interna de tu muslo noté tu piel poniéndose de gallina. Desvié el dedo hacia tu ingle, por donde pasé lentamente, deleitándome con el aumento de intensidad de tu respiración. Luego fueron cuatro los dedos que prestaron sus yemas al baile que se creó alrededor de tu ombligo y que luego rodearon traviesamente tu pecho izquierdo. Tus pezones ahora erguidos desafiaban la autoridad de mi caricia, así que se hicieron merecedores de unos furtivos pellizcos. Subiendo luego por tu pecho, mis dedos abrazaron tu cuello como una enredadera abraza una columna. Con mi mano en tu nuca, acaricié el lóbulo de tu oreja con mi dedo pulgar. Qué preciosidad. Por cosas así me alegro de haberlo dado todo por ti. Por una mirada así. Por brillos de felicidad inexplicable, sólo entendibles entre tú y yo, sentimientos dichos con gritos incapaces de despertar a nadie, escalofríos de vida, estanques rebosantes de lágrimas de todos los colores. Realmente temía que abrieses tus ojos, aún sabiendo que estabas despierta. Tenía miedo a otra mirada que me dejase irremisiblemente encadenado a ti.

Repentinamente tu piel se tornó áspera y fría, como de asfalto. Tu aliento hedió a alcohol barato. Tu pelo se encrespó y enredó. Desperté en la misma acera de siempre, bajo los cartones recogidos la noche anterior y la manta de siempre. La realidad cargó contra mi débil línea de ensoñamiento, haciéndola añicos. A mi lado yacía una muñeca hecha de ropa sucia, remendada y mal cosida, como una burla cruel de mis sueños a tamaño natural. Boca arriba, una vez más exhalé todo el aire de mis pulmones, mientras mi mentón se arrugaba y mis ojos comenzaban a sumergirse en las habituales lagunas saladas. Las yemas de mis dedos intentaron arrancar algo de compasión del suelo, que se comportó como siempre.

Desapareciste. No. Espera, no. Esto es un sueño, un mal sueño. La vida no puede ser tan cruel de arrancarte ahora de mi lado. Una vez más comencé a recordar que esos tiempos ya pasaron, cuando éramos felices. O por lo menos tú eras… existías. Daría lo que fuera ahora mismo por un pasaporte a la llanura de nuestra cama. Una escalera de salvación en el incendio de mis sentidos. Un bálsamo en el ardor de mis heridas. Una cárcel de trapo que encierre tus recuerdos en esta Galatea harapienta y que me haga revivir al menos una ínfima parte de lo que pasé contigo.

Necesito algo que le devuelva la vida a mi muñeca. A mi muñequita de trapo.
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#144380
Pues yo me he quedado flipado. :shock:
Qué dotes literarias, pin. :brindis
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#144454
Muchas gracias amenofis. La verdad que llevo una recha creativa literaria bastante intensa. Esto de la crisis y que me queda menos de mes y medio de contrato tiene mucho que ver...
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#144463
Pues ánimo, choni. No estás solo en la batalla. :roll: :comunidad
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#144497
Compañero Axadder, sobre tu relato debo decirte... ¡hazte un blog!
Es broma, hombre; está muy bien ;) ¿Está basado en hechos reales o es mera ficción literaria?
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#144500
Está basado al 30% en hechos reales, 10% en una escena que vi por televisión y el resto es ficción, aunque el problema es que no me sale siempre que quiero, sino que simplemente me da el cuarto de hora y empiezo a escribir.

Para escribir éste tardé 45 minutos, y lo reescribí 3 veces.

Me alegro de que os haya gustado. Igual os posteo el próximo...

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