articulo en prensa del desastre de Bolonia (Valoración de 5.00 sobre 5, resultante de 1 votos)

Temas de actualidad, anécdotas, presentaciones y esas otras cuestiones no-ingenieriles
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#314494
Fuente: http://blogs.elconfidencial.com/economi ... amara-7900



El ingenio ha fenecido. Ahora son grados o másteres, nunca más ingenieros. Término arcaico. Su tradición, también. Ya son más de ¡seiscientos grados y doscientos másteres en ingeniería! No sabía que existían tantas disciplinas.

Un frenesí de títulos vacuos y esponjosos. O acaso ignorancia a granel. Compiten entre ellos en nombre rimbombante, en simplismo académico, en ausencia de base matemática y científica, en falta de esfuerzo. O, quizás, me he quedado obsoleto. Será lo más probable, pobre antigualla juntadora de vocablos renacentistas y exabruptos inconvenientes.

Antiguamente, cuando una empresa necesitaba contratar un ingeniero en España o fuera de ella, sabía muy bien lo que se iba a encontrar: Aeronáutico, Agrónomo, Montes, Minas, Industrial cual cajón de sastre en el que todo cabía,…

Los legendarios ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, de cuando Agustín de Betancourt modernizó la Rusia del zar Alejandro I, hace ya doscientos años hoy amplían el Canal de Panamá. Los más recientes ingenieros de Telecomunicación que han diseñado y construido el sistema de tráfico aéreo alemán y son líderes mundiales en simulación.

O los ingenieros navales herederos de aquellos maestros que astillaron los buques que surcaron todos los mares a la vez por vez primera. Del desconocido Blasco de Garay que hizo moverse un misterioso artefacto por el puerto de Barcelona en el año 1543, con la ayuda del diablo, ya que no utilizó remos ni velas. ¿La primera máquina de vapor?

Del legendario Jorge Juan, Isaac Peral y tantos otros constructores de buques, cuando todos los océanos eran lagunas interiores de cierta piel de toro que hoy brama y cruje por sus costuras, resquebrajada a causa de la mendacidad, la corrupción, la imbecilidad política en todos los frentes.

O de aquel marino mal recordado, Fernando Villaamil, amigo de mi bisabuelo y compañero de fatigas suyo, comandante de la mítica corbeta Nautilus y buen escritor, que parió el Destructor. Cañonero legendario que los ingleses copiaron, inaugurando una nueva clase de buque de guerra con el mismo nombre, pilar de su imperio, de su epopeya y su perfidia, que algunos catetos indocumentados denominan destroyer.

Buque precursor de la Hormiga Atómica, en realidad ocho corbetas de la clase descubierta, los últimos barcos de guerra construidos con tecnología genuinamente española. El apodo ha sido otorgado con admiración por los marinos y marines estadounidenses que patrullan con ellos por el Golfo Pérsico en la actualidad. Después de más de treinta años de singladuras, son todavía los mejores a pesar de su pequeñez, según el decir de propios y extraños, y eso que la vetustez las ha degradado a simples patrulleras.

Varias de ellas, la Cazadora, la Vencedora, nombres dignos de su aura y su valía, todavía patrullan a la caza de piratas y maleantes, desgraciadamente no los de guante blanco que nos están dejando sin blanca, que siguen cachondeándose de nosotros cada día con sus salarios delirantes, saltando de destrozo en destrozo bajo la protección de la Camorra empresarial y política.

A pesar de ser pequeñas y de la poca tripulación que necesitan, realizan su trabajo con el insomnio que produce el no embarcar relevo, tienen un armamento equiparable al de cualquier fragata actual cinco veces mayor en tamaño, cuatro en tripulación y arrobas de sofisticación. Por productividad que no sea. Sus misiles Exocet pueden partir en dos cualquier monstruo erizado en aviones o misiles que se les pongan a tiro. Su agilidad, su capacidad operativa les permite entrar en acción, a pesar de los achaques de la edad, cuando el resto de los buques de la OTAN todavía se lo están pensado o tienen que volver a puerto, capados o humillados, porque se les ha roto un acoplamiento, han perdido un tornillo o tienen que resetear el software de última generación.

La lista de las aportaciones de la ingeniería española al mundo es inmensa. Desde el autogiro de La Cierva, precursor del helicóptero, hasta el centenario Spanish Aerocar de Alejandro Torres Quevedo que todavía atraviesa las cataratas del Niágara.

O tantas otras maravillas de la ingeniería, como el primer submarino operativo de la historia, que lleva largos años a la intemperie, pudriéndose, en Cartagena. Metáfora de este país al cual le ha faltado tejido empresarial, empresarios y políticos decentes, no esforzados ingenieros.

El proceso envilecedor de Bolonia ha borrado de un plumazo tan sublime y legendaria tradición. La ANECA ha triturado la profesión. Nadie se aclara entre tanto maremágnum de grados y másteres, de unas competencias que ya cualquiera tiene por obra y gracia de un titulín, obtenido sin esfuerzo, ausente de conocimientos.

Parte importante de la culpa la tiene la imposibilidad de poder contratar buenos docentes a causa de una burocracia aberrante, la necesidad de aprobar al que no estudia para cumplir con los ratios, para no ser considerado mal profesor.

Los buenos catedráticos se están jubilando. Los repuestos están vedados por la ANECA a no ser que se tapen las narices y se conviertan en indecentes tramposos. La mayoría se niega a prostituirse, aunque cercene su carrera. Una cuestión de dignidad, de honradez e integridad.

Las empresas son hoy incapaces de discriminar entre universidades, discernir entre titulados de centenarias instituciones, otrora prestigiosas, de cuchitriles supuestamente académicos que escupen titulados. En apenas un lustro se ha igualado por abajo todas las escuelas de ingeniería españolas. La mayoría de las instituciones privadas, salvo alguna honrosa excepción como los ingenieros de ICAI, jamás tuvieron, ni tienen, ningún nivel, ya que se nutrían de rebotados hijos de papá a doblón la matrícula, a cambio de un diploma donde enmarcar su desfachatez.

Ha desaparecido una tradición de excelencia, rechinante palabreja para enorgullecer ignorantes. Aquella que lubricaba de saber este país y, no solo él, a base de buena ingeniería, anónima eficacia, humildad, autocrítica, evolución, reto, desafío y, a menudo, rabia.

Esto no es arquitectura, menos todavía economía académica. Se trabaja en equipo. No hay primas donnas: son disciplinas complejas. Lo sublime en ingeniería es efímero. Dura el tiempo que tarda el siguiente artefacto en descabalgar del podio el milagro reciente. Tampoco es verdad: la Torre Eiffel o el acueducto de Segovia siguen siendo maravillosas obras de ingeniería, a pesar de los pirulís acristalados que pululan hoy, homogeneizando en vulgaridad las grandes ciudades de este planeta, caduco, en parte, por culpa nuestra.

Por no ser capaces de explicar los riesgos del uso excesivo y descontrolado de la tecnología, de promover un sensato disfrute; los riesgos de exacerbar la mala utilización de los avances científicos, de aplicar la tecnología sin la mesura y la sensatez que la Tierra demanda; por dejar que los druidas acapararan demasiado protagonismo a costa de hazañas tecnológicas ajenas, convertidas por ellos en religión.

A las grandes escuelas de ingeniería española les sobraba Bolonia. Hasta ahora nunca tuvieron desempleo los que salían de ellas. Las buenas empresas se los rifaban. Valían. Con eso bastaba. Los títulos no se otorgaban gratis. Por eso no eran tantos los agraciados. Se exigía sudor, a veces lágrimas. Muchos se quedaban por el camino. Por algo sería.

El ingeniero español jamás tuvo problema alguno para ser homologado en ningún lugar del orbe, empezando por los países anglosajones, incluidos los Estados Unidos, y Francia, Alemania o el Reino Unido. Al revés no pasaba. El corporativismo atenazaba. Nada era perfecto. Al menos al Estado le salía gratis. Ahora es todo lo contrario. Cualquiera vale. Todos tienen competencias. Costará vidas. Saldrá caro. Volveremos sobre ello.

En el extranjero sabían a quien contrataban. No era solo simple cuestión de prestigio. Los ingenieros españoles producían desde el primer día. Les habían dado tantos palos durante la carrera que lo único bueno inculcado era la capacidad de aprender en tiempo récord aquello que la empresa les demandaba, de buscarse la vida y la de su equipo, con eficacia, a toda velocidad, aunque no fuese en el campo de su especialidad: sus cimientos eran profundos, aunque los hubiesen obtenido a base de zurriagazos, ojeras y codos.

Era esa capacidad de asimilar, su magnífica base matemática y física y, por qué no decirlo, humanística, la que los hacía ser tan demandados. Ahora, con esa tontería de la evaluación continua impuesta por la delirante pedagogía en vigor, cosa que muchos llevamos aplicando toda la vida como hemos podido, al convertir la universidad en una extensión del parvulario, la iniciativa de los estudiantes ha sido cercenada, el esfuerzo aplastado, infantilizándolos todavía más, castrando su futuro y nuestra jubilación.

Nos hemos cargado una tradición centenaria, innovadora, la mejor que teníamos, la que Merkel reclama. Estamos a tiempo de recapacitar, de reconducir el disparate que terminará de envolver este país carcomido en ignorancia y fatuidad, en ruina económica y no solo intelectual.

¿Cuál es la solución? Volver a formar ingenieros. Arrancar de las serviles garras de la ANECA las antiguas Escuelas Técnicas Superiores, antes llamadas Escuelas Especiales, que por algo lo eran. Hacerlo antes de que el veneno de la burocracia las destruya para siempre. Reorganizarlas. Mantenerlas, a la manera de las Grandes Ecoles francesas, fuera del destructivo sistema auspiciado por Bolonia, para que vuelvan a producir admirados profesionales. Dejando que las empresas discriminen, que las universidades que lo deseen sigan produciendo parados, perdón, devaluados grados y másteres de pinipón.

Pero esto es la España eterna, profunda, mezquina, caciquil, cutre, atenazada por mediocres burócratas y políticos corruptos, por nacionalistas pobres de espíritu, ciegos de codicia y de impiedad, exentos todos ellos de sensatez, sabiduría y, tristemente, carentes de grandeza, de generosidad, de la belleza y la satisfacción que produce el trabajo digno y las cosas bien hechas. Merkel, tiembla.
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#314496
Pos fale. Independientemente de lo bueno o malo que sea el proceso de Boloña, es el típico artículo que se escribe en cada cambio de plan de estudios, "que buenos éramos nosotros y que malos son los chicos de ahora"... ¿Realmente han sido alguna vez los ingenieros españoles tan demandados en el extranjero? Entonces ¿Porque nunca vi a los reclutadores de la NASA (o de la Siemens, me conformo con poco...) por mi escuela?
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#314499
Sería en la tuya pues, yo si puedo decir que conozco gente en la NASA. Tambien he visto prácticamente extorsionar a una persona y su familia (la empresa llamaba a su familia para que le presionaran para que aceptase). (que finalmente no aceptó)

De venir a la Escuela a pescar, P&G, por ejemplo.
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#314523
El artículo es bonito, pero no estoy de acuerdo en casi nada.

Es una alabanza desmesurada a los ingenieros antiguos... como si España fuese un prodigio de la tecnología. ¿Que hubieron casos aislados de auténticos maestros? Pues claro, como en cualquier sitio. Pero poner ahora a España, por apenas una decena de "inventos" (frente a las decenas de miles de dispositivos que usamos cada día y que también tienen ingenieros detrás), es exageradísimo.

Creo que la mejor forma de ver cómo de genios eran los titulados antiguos era ver el número de patentes de los ingenieros españoles, frente al de los ingenieros de otros países.

Creo, sinceramente, que la profesionalidad de los ingenieros que ahora rondan los 30-40-50, es la mejor de toda la historia de la ingeniería en España.
Nunca, jamás, hasta ahora, las empresas españolas, habían tenido tantos éxitos y tanta presencia internacional como ahora.

4, 10 o 20 grandes éxitos individuales, no son significativos. Lo significativo es el desarrollo industrial que han conseguido unos y otros.
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#314547
Como siempre, hay gente a la que le asustan los cambios, y no creo que España sea un país que se pueda vanagloriar de sus hazañas técnicas, aunque no por ello sea desdeñable.

Personalmente creo que a la educación le hacía falta una reforma, ya que de aprender kilos de asignaturas (a mis rancios apuntes de Cálculo y Algebra me remito) no salen ingenieros, sólo visten al ingenio que se supone llevamos dentro.

Este año me matriculé en el Grado de Derecho para probar (no puedo reprimir al pequeño letrado que llevo dentro) y me da la risa con eso de la evaluación contínua, el que suspende es que es tonto de baba. ME DA LA RISA.

Y ya que estamos, A ALGUNO DE LOS ALUMNOS LE DABA UNA BUENA H0STIA.

(qué a gusto me he quedado...). :lol :lol
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#314560
jose-mac escribió:El artículo es bonito, pero no estoy de acuerdo en casi nada.

Es una alabanza desmesurada a los ingenieros antiguos... como si España fuese un prodigio de la tecnología. ¿Que hubieron casos aislados de auténticos maestros? Pues claro, como en cualquier sitio. Pero poner ahora a España, por apenas una decena de "inventos" (frente a las decenas de miles de dispositivos que usamos cada día y que también tienen ingenieros detrás), es exageradísimo.

Creo que la mejor forma de ver cómo de genios eran los titulados antiguos era ver el número de patentes de los ingenieros españoles, frente al de los ingenieros de otros países.

Creo, sinceramente, que la profesionalidad de los ingenieros que ahora rondan los 30-40-50, es la mejor de toda la historia de la ingeniería en España.
Nunca, jamás, hasta ahora, las empresas españolas, habían tenido tantos éxitos y tanta presencia internacional como ahora.

4, 10 o 20 grandes éxitos individuales, no son significativos. Lo significativo es el desarrollo industrial que han conseguido unos y otros.


Ni más, ni menos. Se podrá decir más alto ...

Ninguno de mis colegas extranjeros supo nunca interpretar el apellido INDUSTRIAL detrás del nombre INGENIERIA. Siempre lo tuve que explicar y cuando decía MECANICO todos lo entendían a la primera. No se si ese artículo ha salido de una escuela o de un decanato, pero seguro que de la calle, no.

Como decía Goran, "...pos vale.".
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#314677
Pues a mi como padre de dos ingenieros de ICAI (uno en el horno todavia) uno antiguo y otro de bolonia, esa observacion me agrada.....no se quien escribe el articulo.......pero me aGRADA LA OBSERVACION..............y digo mas, ICAI sigue siendo lo que era....o sea...examen de entrada donde suspenden a gente(yo creia que no pero el año pasado suspendieron a dos personas conocidas mias) selectivo de primero,......20-25% a la calle, 20-25 %- repiten .......y en fin palo va y palo viene...........tal es el asunto que anda una pandilla de alumnos en concieto con los de la politecnica, cambiandose examenes y tal, y en tal medida amargados andan de comparar examenes, que tienen la idea quijotesca de cambiarse en manada el año que viene a la Carlos III(eso hablaron en una ocasion, pero no lo cumpliran).

Y quiero añadir mas ...hablando con un tipo de esos que contratan ingenieros en una de las grandes empresas de ingeniria(medio estatal y tal) me dijo..........en el momento que las empresas se den cuenta de que hay universidades demasiado facilitas y los egresados no cumplan lo siguiente sera no contratarlos con lo cual habr<a gente en el paro y gente de becarios, pero de unas universidades mas que de otras.


No obstante el resultado e estos cambios no se puee ver hastra dentro de 20 años.....con lo cual todos calvos :cheers

Edito: se me olvido señalar que los ingenieros de icai van a seguir estudiando 5-6 años, el que a los cuatro años se vaya de la escuela(que los habra como antes habia ingenieros tecnicos) sera grado en ingenieria mecanica, pero no podra colegiarse como icai en su colegio..........supongo que tarde otemprano las empresas sabran de esos 2 años mas de esfuerzo y trabajo.
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#314692
Permíteme corregirte un poquito Tuso. Una persona que supere los cuatro cursos del grado en ingeniería en el ICAI y el TFG será un "Graduado en Ingeniería Electromecánica por la UPCO-Icai", por lo que al no ser ingeniero industrial ,para lo cual debería de hacer un master de 90-120 ECTS, no puede colegiarse como II en el colegio de ingenieros del ICAI como tú bien dices.

Por otro lado, el grado de ingeniería del ICAI como es de la rama industrial y cumple con las competencias mínimas que se le exigen a la titulación, su poseedor podrá acceder a la profesión regulada de "Ingeniero Técnico Industrial" y colegiarse como tal en el correspondiente COPITI. No obstante, aunque la titulación recibida por todos los estudiantes de este grado sea la de Ingeniero Electromecánico (como ocurría antaño en esta escuela en particular), se recibe una formación básica de ingeniería y otras comunes a la rama industrial donde se incide en obtener un conocimiento general de las disciplinas ingenieríles del ámbito mecánico, eléctrico y/o electrotécnico; pero permite hacer una intensificación en una de las tecnologías (mecánica/eléctrica/electrónica industrial) a elegir por el alumno a partir del 2º cuatrimestre del 3º curso de grado.

Salu2 a todos.
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#314702
Bueno..............NO ME HAS CORREGIDO......me has ampliado..................es diferente, un juicio se puede perder por una palabra y un reino se perdio por un clavo.(como bien sabras)................ya digo , has ampliado, no corregido.

Aunque todo lo que has dicho es verdad :cheers :cheers
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#314722
Bueno... dejémoslo en que me permitieses matizar un poco lo que habías comentado anteriormente.

Hay cosas de este hilo con las que no estoy de acuerdo con lo dicho en este post y algún otro del mismo palo. No se si en la forma de hacerlo o no, de algunas escuelas me refiero, que con Bolonia sea más facil estudiar una carrera de ingeniería y terminarla en un tiempo más acercado a la duración teórica de la titulación (generalmente grado 4 años, escepto medicina y arquitectura). Lo esperado sería que esto se lograse mediante una metodología pedagógica eficaz, con una carga teórica y práctica acorde a las competencias a adquirir y uniendo el tema del trabajo propio y grupal por parte del alumno, y eficiente donde un sistema de evaluaciones continuadas le impida al individuo "dormirse en los laureles" y llevarse la gran ostia al final del mes de Enero y/o junio.

Bien, una cosa es poner más fáciles los exámenes y ser más laxos en la exigencia mínima esperada para un graduado en ingeniería X, y otra cosa es mejorar la metodología "tradicional" de vomitar clases y diapositivas hasta la hora N zulú y despues salir corriendo, y otra cosa es que el método sea más racional y requiera esfuerzo y trabajo constante (lo que escuchas lo olvidas, lo que escribes lo puedes recuerdar, lo que ves lo sueles llegar a copiar y lo que haces, lo que tú te lo trabajas lo aprendes). Ello, esa supuesta facilidad, nada tiene que ver con la menor exigencia o dar contenidos más escuetos en las asignaturas de manera que no se llegue a objetivos y se mire para otro lado; de hecho no me creo nada esto. Si te fijas en los planes de los grados en ingeniería veras que tienen una serie de asignaturas que llegan y superan al plan de la ingeniería técnica, con lo que la formación ha de ser más completa o integral. Otra cosa es que tal vez, yo esto no lo dudo, antes un ITI "sudase" más para obtener su titulación.

Salu2.

PD: No tengo nada en contra de los ITI, yo lo soy, ni nada especialmente a favor de los graduado tampoco, cosa que también soy.
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#314752
Pues debo decir que me parece un mal articulo:

Aquellos que trabajamos en empresas grandes y con sede en varios paises hemos visto durante muchos años que se repetía una y otra vez (yo voy a contar el caso de los ingenieros industriales...pero imagino que con otras titualzciones pasará lo mismo) que todos los titulados españoles, salvo raras excepciones, eramos tios que estabamos mil años en la carrera y al terminar sabíamos decir solamente yes, yes (repito siempre hay excepciones). Mientras que los compañeros de fuera de este pais terminaban la carrera con 23 años (una carrera mucho más especilista y más asequible) y hablaban varios idiomas....y encima cuando los contrataba una empresa española, estaban mejor mirados y eran mejores candidatos a los ascensos.

Y por el contrario ahora que las universidades españolas cmbian el chip y parece ser que están dejando de hacer esos suspensos sumariales...las vamos a criticar? Además hoy en día todos los jovenes salen hablando como mínimo dos lenguas foraneas.

En una cosa le doy la razón al artículo, y es que el nivel de los profesores universitarios a bajado mucho...y lo digo por conocimiento muy cercano de varios de ellos que han manifestado su inoperancia en más de una ocasión...pero han conseguido entrar en el "paraiso" de la enseñanza universitaria (así denominan ellos su situación laboral). En todo lo demás difiero del articulo.

Saludos.
j.
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#314772
Os comentaré que en mi grado, el profesor de "Informática" no sabía usar el "Buscar" del navegador, ni sabía si estaba usando Firefox o Chrome (Explorer si, es el de la "e" azul). Mientras tanto la gente en el Feisbuc, Tuenti y demás mierdas.

Como titulado en ITI con el plan del 1976 y estudiante del grado (de Derecho), encuentro el grado mucho más ameno y participativo, más trabajos y presencia, pero tengo más la sensación de estar en un cursillo de monitor de tiempo libre.

Ojo, no es más fácil, sino que la manera de dar las cosas es diferente, y según tengo entendido han eliminado contenidos vetustos y actualizado con otros más modernos. Ya sabéis, ya estamos en Europa.

De todo lo que vi en la carrera de ITI+II he tenido que utilizar el 5%, así que no creo que por más estudiar ni empollar más libros ni ir a más horas de clase iba a desempeñar mejor mi trabajo.

En resumen, Bolonia es la popularización de la universidad, que ha perdido su esencia de "élite" y de "cerebritos". Ahora me parece más cercana a la realidad y más práctica, lo que la aleja de la teoría y los estudios de kilo y medio.

Pero ojo, repito, digo, afirmo, NO ES MÁS FÁCIL, SINO QUE TE SIGUEN MÁS.
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#314786
Axadder escribió:Como titulado en ITI con el plan del 1976 y estudiante del grado (de Derecho), encuentro el grado mucho más ameno y participativo, más trabajos y presencia, pero tengo más la sensación de estar en un cursillo de monitor de tiempo libre.


Creo que comparar un ITI-76 con un grado de Derecho es mucho comparar.
por
#314816
JORDIM escribió:
Axadder escribió:Como titulado en ITI con el plan del 1976 y estudiante del grado (de Derecho), encuentro el grado mucho más ameno y participativo, más trabajos y presencia, pero tengo más la sensación de estar en un cursillo de monitor de tiempo libre.


Creo que comparar un ITI-76 con un grado de Derecho es mucho comparar.


No me refiero a la carga lectiva, sino a la filosofía de las clases, y de cómo se ha orientado más a la participación y menos a empollarse el libraco.
por
#314948
El problema es que muchos estudiaron ingeniería con la idea de que pertenecerían a una élite y alcanzarían un prestigio y un estatus determinado. Al articulista le importa poco si los ingenieros salen mejor o peor preparados, tampoco le importa si le son más o menos útiles al país, sólo le importa que la ingeniería ha perdido su esencia de elitista.

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