Ingedif escribió:Dani A. escribió:Nostradamus era menos apocalíptico. Habrá que ver si también acierta más.
Perdona listillo,
¿Catastrófica la situación del sector o este forero?
Los datos del sector es un descenso de 900.000 proyectos/año a 100.000 proyectos/año, con un excedente de 4 millones de viviendas. Aunque unos profesionales tan bien informados como vosotros ya lo sabiais, ¿verdad?
¿100.000 proyectos/años para 50.000 arquitectos y cerca de 70.000 ingenieros de edificación?
Pero no termina ahí el asunto. 35 escuelas de arquitectura y otras tantas de Ingenieros de Edificación sacando MILES de titulados cada año.
Alguno cree que con pataletas va a hacerse con un buen trozo de pastel, pero para mi que como mucho se va a comer pan duro.... y bien duro.
Bye!!

Vaya, el que se reía de que cerraban astilleros e industrias varias y ahora viene con estas.
El problema es transitorio. Antes o después se acabará. Es posible que haya que ajustar el número de titulados (también pasará en las ingenierías) pero no durará toda la vida. Además, gracias a los maravillosos planes de estudio en bachillerato, la cantidad de ingresos en las carreras está disminuyendo drásticamente, así que tranquilo, ese número de nuevos titulados bajará pronto de forma natural.
Yo no sé que imagen tienes hecha de los aparejadores, pero cuando me tocó trabajar con ellos (hace ya cinco años que dejé la obra, salvo un par de casos puntuales), se les tenía en gran consideración. No entiendo ese menosprecio que haces tú mismo a tu profesión.
Con respecto a los comienzos para cualquier profesional, siempre son duros. Los ingenieros también empiezan como mileuristas (y menos). Es con el tiempo con lo que empiezas a evolucionar. Y los arquitectos también empiezan igual.
No es momento de pisarnos unos a otros. Hasta ahora, aparejadores/arquitectos técnicos e ingenieros se llevaban muy bien en obra. Normalmente, el problema estaba en otro sitio. Ahora, de golpe, parece que nada es suficiente para nadie, todo el mundo quiere más. O nos comportamos como profesionales, respetando también a los demás profesionales, o las cosas van a ir mal para todos. Si seguimos así, al final, lo que menos preocupará es lo que hace nuestro vecino, porque seguro que le darán posibilidades de hacer lo que hacemos a quien menos esperamos y sin estar capacitado para hacerlo. No es por nada, pero está a la vuelta de la esquina el que el tío que maneja la grúa pueda proyectar edificios enteros en base a su experiencia en construcción. Y se lo permitirán mientras nosotros seguimos discutiendo si el de al lado se ha dejado barba o se ha dejado crecer la calva y que eso le sienta bien o mal o nos puede molestar a uno o a otro. Hasta ahora, las cosas estaban más o menos repartidas. Como sigamos intentando robarle parte del pastel al vecino, mientras nos pegamos vendrá el lobo y se lo comerá el solito.