Pues estando así las cosas, el abuelete amenofis os va a contar un cuento muy ilustrativo.
La moraleja del cuento está relacionado con el eterno debate entre el avance en el proceso tecnológico, directamente relacionado con el desarrollo industrial, e inherentemente acompañado de sus residuos, y por ende, la contaminación correspondiente, y el conservacionismo extremo que pretende en última instancia (pero muy extrema), una involución de la cultura del ser humano a estados, tecnológicamente inferiores.
¿Debemos seguir aumentando el nivel tecnológico (el nivel de vida, pues

) a costa del medioambiente? ¿Hasta qué punto?
Bueno, he ahí el debate. Y como siempre, una corriente intermedia, fomentada (y condicionada/financiada) por una clase política, absolutamente condicionada por la opinión pública y la percepción de la sociedad, que se postula hacia la llamada sostenibilidad, o desarrollo sostenible.
Pues bien, esto me recuerda una anécdota que me comentó un profesor de Ingeniería Ambiental de la escuela de industriales de Ferrol (creo que era una asignatura de 4º

), profesor que, casualmente, oh ironías del destino, era el director de producción de la planta de Reganosa!!, objeto de este hilo

Qué cosas, ¿verdad?
Pues bien, el cuento era como sigue, y por lo que se ve, fue real, porque salió en prensa y todo (o al menos, el tío nos sacó allí unos recortes de prensa y la de dios):
"Érase una vez que se era, a principios de los noventa, una expedición de escaladores en Los Alpes descubrió el cadáver congelado de un paisano en un glaciar.
Al hacerle las pruebas al cadáver, se dieron cuenta de que el hombre pertenecía a un pueblo de esos primitivos, que habían poblado la tierra hacía miles de años. Inmediatamente, empezaron a compararlos con los restos antropológicos de sus coetáneos, y llegaron a dos conclusiones desconcertantes: había vivido muchos más años que la esperanza de vida de la época, piiiiru, había muerto por un motivo que no podían explicar, y que no estaba relacionado con la causa de muerte del resto de compañeros de tribu (generalmente morían de frío -recordemos que hablamos de Los Alpes-, o atacados por alguna fiera). Inquietante, ¿verdad?
Pues bien, decidieron llevar al paisano al instituto anatómico forense de turno (ya me imagino a Grisom con la luz azul encima del chimpancé congelado: "Un momento, ¿qué es esto?

Un pelo de cojón de alondra!! Catherine, rápido, llévalo a rastros y a ADN!

) y someter al cadaver a unas pruebas más exhaustivas.
Lo que descubrieron los del "CSI" fue que el paisano había muerto por una intoxicación pulmonar debido a restos orgánicos de carbón, producto de una combustión irregular de madera. Siguieron investigando, y la conclusión a la que se llegó fue que el individuo en cuestión, había descubierto la manera de mantener el calor en el interior de las chozas en las que vivían sin axfisiarse; esto es, había inventado la chimenea!

Lo cuál, le permitió subir un escalón en su nivel tecnológico, con las consiguientes ventajas en su nivel de bienestar y aumento de la calidad de vida. De hecho, se la aumentó tanto, que vivió hasta el 20% más de tiempo que el resto de tribus que no mantenían el calor en las chozas.
Piiiiru, como evidentemente era de esperar, el nivel de desarrollo alcanzado por el paisano no alcanzó para perfeccionar la "tecnología de los quemadores" de madera, de tal manera que murió intoxicado por los residuos de la combustión defectuosa de su chimenea, eso sí, mucho más tarde de lo que habría muerto si no la hubiese desarrollado."
Fin del cuento
¿Qué os parece?
Moraleja de amenofis: estamos jodidos. Vamos a morir, nos pongamos como nos pongamos y hagamos lo que hagamos. Así que, mientras tanto...ponme un passport con cola!!!
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