Pues qué quieren que les diga, por mí que siga así... era gratificante salir de clase y cuando estabas esperando la guagua para volver a casa y tragarte un trayecto de casi una hora, que cualquier compañero con coche se parase y ofreciese a llevarte
(aprovechada que es una)
Aunque no fueras nada mona, como eramos pocas... jiji. (En cuanto subió la facultad de empresariales al mismo campus se fastidió todo
)
Vale, en el mundo laboral la cosa es más compleja, salvo que te vayas topando con gente como uno de mis jefes que prefería tener mujeres en obra porque si había problemas gordos, al menos no le pegarían
Pero no es cuestión de ser mujer u hombre, es cuestión de carácter. Conocí una aparejadora que era una mala bestia en obra y sin embargo yo conseguía que me solucionasen más cosas con un poco de razonamiento y apelando al orgullo profesional de los instaladores. Y que se burlen de nosotros en las obras; pues sí, pero no tanto por ser mujer como por ser novatos, pienso yo, con el tiempo ya no se burlan tanto -o nos importa menos-.
También me hice coleguilla de un aparejador de casta antigua (acaba de jubilarse) que al principio protestaba entre dientes porque la obra se le llenaba de mujeres y eso traía muchos chismes, yo era semi-novata y de estructuras y edificación ni idea, pero le escuchaba (tiene un carácter especialito el señor) y alguna vez le di alguna solución que le gustó y desde entonces cambió su actitud: me preguntaba por cosas de instalaciones (y eso que él sabía un huevo) y creo que empezó a valorarme.

Aunque no fueras nada mona, como eramos pocas... jiji. (En cuanto subió la facultad de empresariales al mismo campus se fastidió todo

Vale, en el mundo laboral la cosa es más compleja, salvo que te vayas topando con gente como uno de mis jefes que prefería tener mujeres en obra porque si había problemas gordos, al menos no le pegarían

Pero no es cuestión de ser mujer u hombre, es cuestión de carácter. Conocí una aparejadora que era una mala bestia en obra y sin embargo yo conseguía que me solucionasen más cosas con un poco de razonamiento y apelando al orgullo profesional de los instaladores. Y que se burlen de nosotros en las obras; pues sí, pero no tanto por ser mujer como por ser novatos, pienso yo, con el tiempo ya no se burlan tanto -o nos importa menos-.
También me hice coleguilla de un aparejador de casta antigua (acaba de jubilarse) que al principio protestaba entre dientes porque la obra se le llenaba de mujeres y eso traía muchos chismes, yo era semi-novata y de estructuras y edificación ni idea, pero le escuchaba (tiene un carácter especialito el señor) y alguna vez le di alguna solución que le gustó y desde entonces cambió su actitud: me preguntaba por cosas de instalaciones (y eso que él sabía un huevo) y creo que empezó a valorarme.