bubble escribió:Dani82 piensa por un momento cómo funcionaría esto si todos los funcionarios nos tocáramos los huevos, como tú dices.
Yo creo que algo, quizás si que hacemos ¿no?
Me parece muy poco maduro por tu parte generalizar de esta manera, y como siempre he dicho, si no te gusta el sistema...lucha desde dentro para cambiarlo, es muy fácil quejarse, criticar y no hacer absolutamente nada.
Tienes razón Bubble.
En España parece generalizada la idea de que los funcionarios no hacen nada, y
eso no es cierto. Hay de todo como en botica, y como en cualquier empresa. Otro asunto es la cantidad de funcionariado que hay. La administración y las administraciones autonómicas y locales han hecho del cuerpo de funcionarios un enorme monstruo difícil de controlar y mover. El sistema se hace pesado por la propia burocracia que implica. Se complica demasiado el sistema al tener 17 subsistemas completos. Hemos llegado a un punto donde la rentabilidad es nula y las cosas se atrasan de forma ilógica y, sin embargo, seguimos viendo como la administración crece y crece, con un coste elevadísimo y una rentabilidad más que en entredicho. Sobra personal y, sobretodo, falta organización lógica. Si eso mismo pasase en cualquier industria privada, el cierre estaría asegurado sólo por el desastre organizativo que todo esto implica.
Una de las primeras cosas que se aprende en una empresa es que cuando hay demasiados trabajadores para hacer la misma cosa al final no van más rápido, por mucho interés que pongan, sino todo lo contrario, pues se estorban entre sí. Eso pasa con el funcionariado. Hay demasiados organismos, demasiadas administraciones, ... y sobretodo demasiados altos cargos a los que, además, hay que pagarles los caprichos. Todos sabemos de donde sale ese dinero y lo que nos cuesta ganarlo y vemos con disgusto que cada vez la situación se agrava, poniendo más gente en la administración en lugar de pararse a pensar y organizar el tema, que es lo que hace falta. Seguramente con mucha menos gente y con una organización lógica el resultado sería mucho mejor y, desde luego, mucho más barato. Algún toque hemos recibido ya desde Europa por ello.
En resumen a este largo tocho. No es contra el funcionario contra quien debemos ir, muchas veces el menos culpable del tema y el que se deja los cuernos en su trabajo día a día (igual que hacemos todos), sino contra este sistema inmenso que se autodevora y que, sobretodo, nos sangra a todos con una eficiencia (que no eficacia) más que dudosa.