Amenofis escribió:muster escribió:Aguantaremos hasta que se pueda pero si los bancos no negocian papel de nadie y todo cristo te da papel, cuando te paga con algo, pues no se como vamos a pagar los sueldos.
Ahí está el percal, ahí.
Más que una crisis económica (que también), ésta una crisis (o cómo se diga
), financiera. Financiación a corto. Liquidez. Pasta contante y sonante. No hay moneda. Sólo papel (y para eso, muchas veces el que hay, no lo puedes ni descontar, porque no lo aceptan los bancos).
Las pequeñas y medianas empresas (que representan más del 80% de la actividad económica de este país, no nos olvidemos), tienen que afrontar pagos a 30 días. Inexorablemente. Y por transferencia. Los trabajadores no negociamos pagarés. Cobramos en nómina.
Esto es, las PYMES soportan directamente los costes de producción. Los propios, y los de las grandes compañías (plazos de pagos imposibles, retenciones injustificadas,...).
Pues bien, si una pequeña empresa ha de pagar cada 30, y le pagan a 90, 120, 150, 180 ó 240 días!, ¿cómo lo veis? Las cuentas no me salen.
Virgencita, virgencita, que me quede como estoy (pero mi fondo de maniobra baaaja, y baaaaja, y....) 
Lo has clavado. En España se aceptan unos plazos que en el resto del mundo suenan a majadería, y la verdad es que lo son. Se dice que el producto perfecto es el que tiene la calidad alemana, está negociado a la francesa, con un precio italiano y una forma de pago a la española.
En el resto de Europa, pagar a 30 días se consigue sólo si eres muy buen cliente y has demostrado ya que pagas correctamente, y nunca se hace para el que llama por primera vez a la puerta. Conseguir a 60 días es un logro, a 90 casi increíble y a 120 o a 180 como se estila aquí muchas veces, inimaginable.
Sin embargo, aquí hemos ido alargando cada vez más los plazos de pago, y hemos llegado a un momento en que no dan para más. Se ha conseguido tener una situación en que es más el dinero ficticio que el real, y eso no es bueno para ninguna economía. Esto es más marcado en la construcción que en ningún otro sitio y es uno de los factores que más daño le está haciendo al sector y que más complican su pronta recuperación.
Como bien dices, se ha cargado sobre los hombros de las subcontratas la financiación de las obras, y con unos compromisos más que dudosos. Es increíble la contestación de "hasta que no me paguen yo no pago" muy extendida en muchos sitios. Si el trabajo está hecho hay que pagar, independientemente de los problemas que se tengan para cobrar, pues el culpable no es del que ha hecho correctamente su trabajo. Si estas cosas se hubiesen perseguido, posiblemente ahora el problema sería mucho menor. Esto ha pasado en aras de un crecimiento económico mayor, pero que se convirtió en desmedido sobretodo por la falta de control y, al igual que en las empresas, los crecimientos descontrolados traen muchos problemas, y pueden llevar fácilmente a la ruina.