- 20 Jul 2011, 16:11
#276731
Te remito la experiencia/opinión de una persona del grupo de iccps en LinkedIn y a ver si después me dices que las cosas no están mal.
Se supone que yo hice lo que había que hacer. Las directrices estaban claras, la formación abre puertas. Se supone que yo he hecho los deberes. Varios años en una carrera exigente, agotadora y demasiadas veces poco agradecida. No me prometieron nada.
El trabajo había que ganárselo. Mi única posesión, un papel donde dice que poseo el título de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Puesta en escena inmejorable,
- 2007, 10 currículums, 7 entrevistas, 5 ofertas, sólo un mes de búsqueda. Un inicio ilusionante, para una realidad ficticia.
- 2011, número de currículums, más de 400, cero ofertas, cero llamadas, diez meses de silencio. Un entorno desilusionante, para una realidad frustrante.
Una realidad que no va a cambiar el mes que viene, ni al año siguiente, ni con el gobierno siguiente. Porque seguiremos con una mentalidad de borregocracia, porque nos encanta que los que gestionan las administraciones sean unos cualquieras, porque nos gusta tener ministros de 32 años, porque la formación, la capacidad, la experiencia y los méritos en este país no valen de nada.
A mí no me prometieron trabajo seguro. No me aseguraron ni me garantizaron nada. Yo sólo hice lo que se supone que había que hacer. Estudiar duro. Y aunque eso no es garante de nada, sabía que era lo correcto. Porque un país moderno y civilizado no puede permitirse despreciar a su mejor activo profesional técnico. Durante meses me he sentido como si intentara cosechar con unas semillas podridas, cuando en realidad es esta tierra, estéril, un desierto yermo para sembrar. Un país con estructuras burocráticas anquilosadas en el XIX, que pone obstáculos para la creación de empresas, sin visión de entornos industriales, que desprecia a los que han invertido su tiempo en su formación, que ignora a la élite académica (masters, doctorados,...), que abre sus puertas para que su mejor y más caro activo se marche a otros países, es un país de mala calidad. Porque se toman decisiones de mala calidad, por políticos de mala calidad, elegidos por un sistema de mala calidad, que permite que mediocres, incompetentes, e individuos sin formación, capacidad, experiencia ni méritos ocupen esos puestos de gestión.
Vivimos en una sociedad donde para incorporarse al mundo laboral, ya sea de carácter privado o dentro de la administración se nos exige, como ya hemos comentado, formación, capacidad, experiencia y méritos. Ya sea de panadero, electricista, maestro, ingeniero, médico o director general, probablemente se nos exijan estas demoledoras condiciones. Sin embargo, para ser ministro, o delegado provincial o alcalde o presidente de una Autoridad Portuaria no se exige nada de eso, sólo ser español, mayor de edad y estar vivo. Unas condiciones, a mi modo de ver, muy pobres para la selección de personal muy cualificado, sobre todo en la toma de decisiones. Y todo esto sólo puede derivar en la mediocridad y gestores de mala calidad.
Y todo esto no va a cambiar. Eso es lo que tenemos y lo que tendremos si no cambiamos nuestra actitud, nuestra mentalidad y nuestra propia cultura. Nuestra cultura de gestión, nuestra cultura económica, nuestra cultura política, nuestra cultura de voto.
Estamos en un país que sufre un desorden reumático, empeorado por una artritis brutal, y nos creemos tan sanos. Pero somos incapaces de hacer nada. Sólo nos preocupa si somos zurdos o diestros, y pensamos que de ahí deriva nuestro mal. No se puede ser más insensato.
En cuanto a mi bagaje, dos carreras técnicas, cursando ADE por la UNED, formación complementaria y especialización en el último año debido a mi estatus de desempleado. Sigo con frustración. Opciones: cambiarme de país o reorientar mi trayectoria profesional. ¡Ole!. He optado por esto último, admito los riesgos. Sigo formándome. Se supone que yo he hecho lo que tenía que hacer. Se supone que he hecho los deberes. Se supone que las cosas tenían que salir de otro modo. Se suponía que España era un país moderno. Se supone que los países a nuestro alrededor han pasado la misma crisis. Se supone que cuanto más cualificado estés, más posibilidades tienes. Se supone... Ya no supongo nada. Spain is different.