Bueno, pues como ya he comentado en otros hilos, creo que éste es otro de los ejemplos en los que se lograrían muchos mejores resultados si las políticas fuesen educativas, en vez de represivas.
Desde que yo recuerdo, hace unos 16 años que tengo el permiso de conducción, la DGT siempre ha potenciado las políticas de represión para prevenir los accidentes. Para ello, se han multiplicado las sanciones, los importes de las multas, se han aumentado los puntos de control (radares fijos y móviles, controles,...), se ha limitado el uso de dispositivos que provocan distracción al volante, etc. La gota que colma el vaso es el hecho de que ahora, por un delito de tráfico, puedes tener antecedentes penales.

Pero, ¿qué es lo que busca esta gente realmente?
No obstante, la represión en sí misma, no me parece mal, hasta cierto punto. El problema, y lo que me indigna, viene cuando te das cuenta de que esta medida se ha tomado con premeditación y alevosía. Esto es, la ubicación de las limitaciones de velocidad, la colocación de los radares y la situación de los controles se realiza en muchas ocasiones de manera que se busca más el "pillar" al conductor simplemente despistado, que prevenir realmente un accidente.
Esta metodología capciosa y malintencionada es la que me da pie a pensar que la política de represión no es más que el resultado de los políticos que tenemos. No se le pueden pedir peras al olmo. No encuentran alternativa. Y es que tampoco les interesa buscarlas; y máxime si la represión les es tan útil para completar el cupo asignado en el presupuesto anual del estado respecto a la "recolección" de sanciones que alguien ha comentado por ahí.
Pero desde luego, bajo mi punto de vista, no es la solución para paliar o reducir el problema de fondo.
¿Y cuál sería entonces la alternativa?
Yo lo tengo clarísimo: políticas de educación.

Y ya desde el cole, por supuesto.
Si en vez de tanto pelearnos por las educaciones de la ciudadanía, o por las religiones, se estableciese una asignatura obligatoria como Seguridad Vial, otro gallo cantaría. Pero claro, quizás no interese meternos en estos fregaos, por aquello del qué dirán. Es más cómodo repanchingarse en el trono y seguir la política definida en períodos anteriores (esté bien o mal) que realmente plantearse cómo mejorar las cosas en interés del bien común.
Otra alternativa sería hacer más selectivos los exámenes de conducción. Y no me refiero tanto al teórico o al práctico, como al psico-técnico.
Seamos serios, todos sabemos que hay peña que no está preparada para conducir, y ciertamente resultan un peligro para el tráfico. Y con estos exámenes se puede detectar.
Para muestra un botón, y sin ir más lejos, mi recientemente fallecido abuelo. Era un paisano que con 82 años, le renovaron el permiso! Y realmente, no estaba en condiciones de llevar un automóvil. Piiiiru, claro, interesa más hacer buchaca y cobrar la correspondiente tasa de renovación, y un reconocimento médico irrisosio, que determinar si un paisano es apto para conducir.
Y con esta crítica no quiero referirme sólo a los mayores. Los casos más flagrantes son los de los putos críos maquineros de viseras hacia atrás, que no quieren más que salir con sus pepinos de 200 cv (pagados por el papi, por supuesto), a flipar con las pivis. Y estos, señores, también se podrían detectar.
En fin ,estamos en España.
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